Las personas recuperadas de un contagio por el nuevo coronavirus pueden presentar fatiga, dificultad para respirar o pérdida de memoria, entre otros, y sólo 4 de cada 10 empresas da seguimiento a estos casos.
La recuperación de un contagio de covid-19 no termina con una prueba negativa o cuando la persona dejó de presentar síntomas, las secuelas pueden durar meses y llegan a afectar a los trabajadores en su reincorporación a sus actividades productivas.
Especialistas señalan que la fatiga, dificultad para respirar, dolor en articulaciones o pérdida de memoria son algunas de las secuelas más comunes en las personas recuperadas, efectos que pueden perjudicar el desempeño en el retorno al trabajo. De ahí la importancia de que la fuerza laboral que enfermó de covid-19 cuente con un seguimiento en sus empresas.
“Este tipo de pacientes existe, no importa que hayan tenido un contagio leve, eventualmente con el tiempo sienten fatiga, dolor articular, dificultad para respirar que no comprometa su funcionamiento para caer en el hospital, pero realmente ellos no se sienten al 100%” indica Berman Toledo Ortiz, jefe del Área de Enfermedades del Trabajo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El último dato del IMSS refiere que en México se han otorgado 3.5 millones de incapacidades por covid-19. Todavía no se ha difundido la información sobre licencias para secuelas de la enfermedad, las que de acuerdo con una investigación publicada por la revista Nature en agosto pasado pueden ser al menos 55 efectos de mediano y largo plazo en la salud de las personas infectadas.
Aunque no todas las personas recuperadas que presentan el síndrome de Covid persistente, quienes llegan a padecer secuelas lo hacen hasta por tres meses, un período en el que la fatiga está presente; a pesar del descanso, el trabajador no se recupera, apunta Toledo Ortiz.
“Generalmente el trabajador llega a su puesto de trabajo y se fatiga con mayor facilidad o le falta la respiración. Es decir, no alcanza a hacer las mismas actividades que hacía antes. Esas son las afectaciones más frecuentes”, expone Hosanna Rodríguez Morales, presidenta de la Federación Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (Fenastac).
Sin embargo, a nivel organizacional parece que la conexión entre las secuelas y el desempeño no se ha terminado de dimensionar y, en consecuencia, tampoco la importancia del seguimiento al personal que estuvo contagiado. De acuerdo con el Termómetro Laboral de OCC Mundial, al menos 6 de cada 10 empresas en México no ofrecen ningún tipo de apoyo al personal que pueda sufrir Covid persistente.
A pesar de que las repercusiones de las secuelas en el desempeño de los trabajadores dependen de las actividades que realizan, Horacio Tovalín Ahumada, académico de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM, afirma que tanto personal operativo como administrativo pueden ver afectado su rendimiento laboral debido a los efectos poscovid.
Por ejemplo, en los trabajos que demandan un esfuerzo físico como mover objetos o estar en una línea de montaje, las secuelas cardíacas por una mala oxigenación pueden causar problemas. En el caso de industrias donde hay exposición a polvos o agentes químicos, los efectos vinculados a las dificultades para respirar podrían agravarse. Pero en las actividades de oficina, la pérdida de memoria llega a afectar el desempeño en los tres meses posteriores a la recuperación del contagio, señala Tovalín Ahumada.
“La Organización Mundial de la Salud ha exhortado a los países a investigar más sobre las consecuencias a largo plazo del covid-19, situación que en las empresas podría ser urgente para salvaguardar la salud de sus equipos de trabajo”, asegura Sergio Porragas, director de Operaciones de OCCMundial.
Las secuelas no requieren evaluación o vigilancia médica, al menos que interfieran con la vida cotidiana como el trabajo. “En el tema del desempeño, la afectación dependerá de los síntomas que presenten las personas después de haber tenido covid, cuánto tiempo lo tengan y qué tipo de trabajo están realizando”, subraya Berman Toledo.
El 22% de las organizaciones que sí ha realizado un seguimiento a su personal con Covid persistente, ha implementado acciones como facilitar el trabajo desde casa, monitoreo médico por vía telefónica, asistencia para obtener concentradores de oxígeno y permisos especiales.
Hosanna Rodríguez considera que los centros de trabajo deben estar conscientes que las personas se reincorporan a sus actividades muchas veces por temor a perder el empleo debido a los días de incapacidad, pero eso no significa que regresen con una recuperación total. “Notamos que les falta la respiración o no pueden realizar bien su jornada de trabajo”.
En ese sentido, la Fenastac recomienda a las organizaciones ejecutar una reincorporación en turnos cortos o, en algunos casos, permitir un cambio de puesto dependiendo de las secuelas que manifieste el trabajador. Además, es importante que las empresas clasifiquen a su personal que contrajo covid-19 y realizar por lo menos una vez al año exámenes médicos como espirometrías, electrocardiogramas y placas de tórax para darle un seguimiento.
Por su parte, Horacio Tovalín afirma que los programas de apoyo a los trabajadores con síndrome de Covid persistente es importante para reducir riesgos para las personas. En este seguimiento, hay que tomar en cuenta el tipo de actividades que realizan y considerar acciones como un cambio de puestos. “Hay que tener idea clara del perfil del puesto y la demanda psicológica y física. Si no lo toman en cuenta, pueden exigirle a alguien que regrese a un área que le va agravar las secuelas”.
En tanto, el jefe de Enfermedades del Trabajo del IMSS, Belmar Toledo, señala que este proceso requiere también que los trabajadores sean honestos en manifestar si pueden realizar o no sus actividades sin tener que hacer un esfuerzo mucho mayor.
Fuente: EL ECONOMISTA
Autor: Gerardo Hernández