En las últimas semanas ha sido evidente una segunda o tercera oleada de contagios a nivel mundial. España presenta un número de contagios diarios tres veces superior al que presentó a finales de marzo. Francia más que duplica los contagios del peor momento de la pandemia durante marzo. El Reino Unido casi cuatro veces más contagios diarios que en abril. El mismo Estados Unidos, muestra lo que claramente es una tercera oleada de contagios, de prácticamente el doble de la de abril y, hasta ahora, ligeramente inferior a la que tuvo entre julio y agosto.
En Europa los gobiernos toman medidas adicionales para tratar de detener el nuevo brote. Si bien el número de fallecimientos no es ni remotamente cercano al que se presentó durante la primera fase de contagios, las medidas en proceso implican un retorno a mayores restricciones en la actividad de las personas. Mayoritariamente estas medidas se refieren a restringir actividades nocturnas que propiciaron esta nueva explosión de contagios, pero para distintos analistas esto tendrá un efecto de freno en la incipiente recuperación económica, cuando no un nuevo retorno a la recesión.
En EU, la mayoría de los estados se han negado a tomar acciones restricción sanitaria aún en los primeros meses de la pandemia. Sin embargo, dependiendo del resultado de las elecciones presidenciales de los siguientes días, podrían darse condiciones que propiciaron una nueva contracción de la actividad económica.
Este escenario, necesariamente pone una sombra respecto de cuál es el comportamiento de la economía a nivel global y por regiones en el último trimestre del año.
En el caso de México, más que una segunda ola de contagios, estamos en presencia de una prolongación de la primera. En la Ciudad de México se ha anunciado que muy probablemente retornemos al semáforo rojo en la siguiente semana, ante un crecimiento del número de pacientes en las instalaciones hospitalarias.
En caso de que ello ocurra, los escenarios que empezaban a ver un mejor desempeño para la economía mexicana al cierre del año no se cumplirán ante una nueva desaceleración al finalizar el año. Ello mantendrá la previsión de una caída de 10% del PIB, cuando no aumentará el potencial efecto de contracción.
Pese a la retórica política en todo el mundo, la comunidad científica reiteradamente ha señalado que las vacunas no estarán disponibles en breve. Algunos escenarios de la OMS anticipan que, dada la necesidad de atender cuando se tengan las vacunas en primera instancia a los trabajadores de la salud y a grupos vulnerables; considerando las limitaciones de producción de vacunas a nivel mundial (cerca de 70% de los compuestos de vacunas se producen en la India), la mayoría de la población joven estará siendo vacunada hacia finales del 2021 o principios del 2022.
Considerando lo anterior, es fundamental de que tanto los gobiernos como las instituciones y empresas, entienda la dimensión y duración de los problemas derivados de la pandemia. Para evitar continuar, como en muchos casos, en una suerte de compás de espera, como si el final y el retorno a una normalidad estuvieran cercanos.
Es imperativo tomar medidas que atiendan la dimensión y duración del problema, para que establezcan medidas que permitan paliar los efectos negativos en el mediano plazo para la mayoría de la población.
Fuente: EL ECONOMISTA
Autor: Raúl Martínez Solares