El presidente del Banco Mundial, David Malpass, pidió el sábado a los líderes del G20 que aceleren el trabajo sobre la reestructuración de la deuda en las naciones de bajos ingresos, incluyendo el congelamiento de pagos y la participación obligatoria de acreedores privados.
Malpass afirmó a los líderes del G20, reunidos en Roma, que el progreso en el manejo de la deuda de los países más pobres se ha estancado y que se necesitan esfuerzos urgentes para impulsar el proceso.
Los líderes mundiales se comprometieron a intensificar sus esfuerzos para implementar el Marco Común de Tratamientos de la Deuda, pero no incluyeron nada sobre implementar una nueva suspensión de la deuda, según el texto de su comunicado al que tuvo acceso Reuters.
Varios países se oponen a la suspensión de pagos
Algunos países, incluyendo a China, el mayor acreedor del mundo que representa 65% de la deuda bilateral oficial, se han opuesto a un nuevo congelamiento de los pagos del servicio de la deuda.
Malpass, quien este mes pidió sumar un congelamiento en los pagos del servicio de la deuda al Marco Común, dijo que las naciones en desarrollo enfrentan problemas que interrumpen la recuperación económica, incluida la pandemia de Covid-19 y la escasez de vacunas, la inflación, la escasez de energía y un colapso de la cadena de suministro.
Los múltiples problemas están causando devastadores retrocesos en el desarrollo”, aseguró Malpass.
Uno de sus argumentos fue que la deuda de los países de bajos ingresos aumentó 12% durante la pandemia, reduciendo su capacidad de invertir en cualquier otra cosa.
“El progreso sobre la deuda se ha estancado”, dijo Malpass. “Les insto a que aceleren la implementación del Marco Común, soliciten transparencia y conciliación de la deuda, y exijan la participación de acreedores privados”.
Malpass comentó que la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, también está a favor de la suspensión del pago de la deuda, pero además se necesitan medidas adicionales para equilibrar la relación legal entre los acreedores y los deudores soberanos.
Fuente: El Economista