“El déficit del presupuesto 2022 no debe preocupar”, dice Ramírez de la O

Anticipa debate en el Congreso sobre el presupuesto de Salud y en algunos aspectos relacionados con el SAT; prevén tres impulsores del crecimiento: la demanda en Estados Unidos, los proyectos de desarrollo regional en el sur de México y el consumo interno.

No es pecar de optimistas decir que creceremos 4% en el 2022, afirma el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O. El número se justifica por el impulso que viene de Estados Unidos, pero también por el consumo interno y por el impacto de los grandes proyectos del sureste, que generan empleo y activan la demanda de productos que se hacen en el centro y norte del país.

En entrevista con El Economista, reconoce que espera que haya debate en el Congreso sobre el presupuesto de Salud y sobre algunos aspectos relacionados con el SAT. También responde las dudas sobre el déficit previsto en el presupuesto 2022: “no debe preocupar, es perfectamente absorbible”, dice.

El PIB estimado para el 2022 está arriba del consenso de los expertos, que está alrededor de 3 por ciento. ¿No está siendo la Secretaría de Hacienda muy optimista?

En crecimiento no, para nada. Lo que estamos viendo es un aumento de actividad en automático por la caída tan fuerte que tuvimos en el 2020. Esa caída fue mayor en México, porque es una economía muy abierta y siempre caemos al doble o al triple de lo que cae Estados Unidos. Nosotros dependemos de las exportaciones en alrededor de 37%, mientras que Estados Unidos lo hace en 12 por ciento. La pandemia nos pegó en la línea de flotación por el impacto que tuvo en el sector manufacturero global y en el sector servicios, incluyendo transporte internacional y turismo.

Ahora vemos que los países están decididos a mantener las economías abiertas a la actividad aunque siguen preocupados por la pandemia. Eso, combinado con la vacunación nos da elementos suficientes para ver que como ciclo económico estamos con los vientos sobre las velas. Vemos tres impulsores, la demanda en Estados Unidos, los proyectos de desarrollo regional en el sur de México y el consumo interno. El efecto por Estados Unidos está relacionado principalmente con la masiva inyección fiscal y monetaria. Estamos atentos al programa de infraestructura y varios otros programas que nos dan elementos para proyectar crecimiento de las exportaciones manufactureras.

Tenemos también un impulso interno que no se había presentado en el 2020. Esto se debe a que ya han madurado los proyectos de desarrollo del sureste que tienen bastante impacto a nivel local. Estamos conscientes que son proyectos de gran intensidad de capital, pero en la etapa de construcción, que sería en el 2021 y el 2022, estamos viendo ya que Tabasco es la única entidad que superó el nivel prepandemia en empleo, que no está ligada a la actividad de exportación. Esto se debe a los proyectos de desarrollo regional. Hay que considerar, además, que estos proyectos también han llamado muchísima proveeduría del centro y del norte del país. Las industrias de proveeduría, que son las industrias grandes en México, están todas indicándonos que están a nivel máximo de capacidad. Están considerando inversiones para ampliar capacidad. Eso nos da un escenario favorable para la inversión privada además de la producción industrial privada.

El tercer elemento es el consumo interno que también responde a la confianza por la vacuna y al hecho de que en el 2020 hubo un incremento de gasto social que se concentró en los niveles de bajo ingreso que son los niveles más vulnerables. Ese nivel de bajo ingreso quedó más o menos blindado con los apoyos sociales y nos ofrece un clima de estabilidad social. A esta estabilidad contribuye también el hecho de que no estamos recurriendo a incrementos de impuestos. Esto se debe a que, en el 2020, la administración del presidente López Obrador cuidó los niveles de deuda. Esto nos otorga margen para no tener que subir los impuestos. Hay que tener en mente que la caída del 2020 fue superior a la que tuvimos en el 2009 cuando la economía cayó por la crisis hipotecaria global. En ese año, el gobierno desplegó mucho gasto público, pero en el 2010 aumentaron los impuestos.

En resumen, tenemos muy buenas perspectivas económicas para la postpandemia. El hecho de que no estamos recurriendo a aumento de impuestos da un elemento de certidumbre a las empresas.

En el presupuesto del 2022, el Gobierno tiene previstos ingresos por 6.2 billones y gastos por 7 billones. Esto significa un déficit de 875,000 millones, ¿Cómo hacer para que este déficit no preocupe, no genere incertidumbre… Cuál es el mensaje a las agencias calificadoras?

Este déficit no debe preocupar porque es perfectamente absorbible, en un contexto en el que tendremos un buen crecimiento del Producto Interno Bruto real, un poco más de 4 por ciento. Con respecto al déficit fiscal que se proyecta, resulta una deuda contra el PIB de 51 por ciento. Este nivel para nada causa que alguien levante la ceja sobre México en el mercado internacional, indicando que hay riesgo.

De la propuesta que han enviado al Legislativo, ¿dónde espera mayor discusión y dónde cree que el consenso es más factible?

Esperamos mayor discusión porque tenemos una oposición. Es bueno que la tengamos y es bueno que esté cada vez más enfocada en los temas económicos y técnicos. Esperamos mayor discusión en la distribución del gasto. Lo que puedo decir es que tenemos respuestas puntuales, por ejemplo, en el gasto de salud, el incremento en la Secretaría de Salud para el 2022 es de 27.6% en términos reales, y para toda la función salud, que incluye los organismos que también están en este sector, es de 15.2% real.

Esperamos que haya una atención específica en el tema salud y también esperamos que haya discusión en el tema del SAT, con las citas y las devoluciones. Tenemos respuestas concretas, estamos conscientes de lo que pasó con las citas en el  2020 y se está poniendo remedio a eso. Las cifras de devoluciones que el SAT tiene ahora son superiores a las devoluciones que se hicieron en el 2018. También se redujo el número de días para éstas. Entonces, estamos preparados con respuestas puntuales y tenemos listos los datos para apoyar los argumentos que tiene este Paquete Económico para el 2022.

Fuente: EL ECONOMISTA
Autor: Luis Miguel González