El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó que la inflación en la región latinoamericana podría cerrar, este año, con una tasa de dos dígitos y el nivel más alto visto en más de dos décadas, de acuerdo con un nuevo reporte complementario al World Economic Outlook. 

Para este año, el fondo espera que la inflación en la región alcance un nivel de 12.1%, el mayor registro en los últimos 25 años. Para el 2023, esperan que la tasa desacelere a 8.7 por ciento. 

“La inflación, por otro lado, se ha acelerado en toda la región, en medio del repunte de la demanda interna, las persistentes interrupciones de la cadena de suministro y el aumento de los precios de las materias primas”, destacaron economistas del FMI. 

A su parecer, la reacción de los bancos centrales latinoamericanos ha sido adecuada para contener los efectos secundarios de la inflación, así como para anclar las expectativas a largo plazo; sin embargo, los altos niveles de inflación podrían ser persistentes tras la acumulación de shocks y la ampliación de las presiones sobre los precios. 

Por ello, sería de esperarse que la inflación continúe por arriba de la tasa objetivo de los bancos centrales en las cinco grandes economías de la región, que son México, Brasil, Chile, Colombia y Perú, este año y parte del que sigue. 

Los economistas del FMI explicaron que el endurecimiento de la política monetaria, tanto en la región como en otras partes del mundo, así como la coyuntura actual donde la pandemia del Covid-19 continúa a la vez de que sucede la guerra en Ucrania, están dificultando las condiciones financieras para la región, lo que puede tener un costo. 

“En medio de un endurecimiento monetario mundial y una mayor incertidumbre económica, las condiciones financieras externas para América Latina y el Caribe están empeorando, lo que lleva a un aumento de los costos de endeudamiento y presiones cambiarias”, señaló el FMI.

En este sentido, del lado de la política fiscal, el organismo internacional señaló de suma importancia de que los gobiernos deben seguir concentrándose en preservar la estabilidad macroeconómica y la sostenibilidad de la deuda, sin dejar de lado los apoyos a los sectores más vulnerables.


Fuente: EL ECONOMISTA
Autor: Belén Saldívar