La sociedad financiera popular (sofipo) Libertad Servicios Financieros ha sorteado las dificultades regulatorias que se le atravesaron en los últimos meses, derivadas de problemas de accionistas y decisiones de mercado que la pusieron en un escenario complejo, e incluso con riesgo de ser revocada.

Sin embargo, recientemente la entidad compuso el camino, mediante un plan de restauración de capital donde sus accionistas aportaron 400 millones de pesos y así recuperó el nivel de capitalización 1, es decir, con un porcentaje superior a 131%, de acuerdo con las reglas de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

Esta entidad, que recientemente celebró sus 62 años de vida, ha estado en el centro de la polémica desde hace varios años. Fue en el 2019, cuando su principal accionista, Juan Collado, fue detenido bajo acusaciones de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita por la adquisición, presuntamente fraudulenta, relacionada con el inmueble sede principal de esta sofipo, ubicado en Querétaro.

A partir de ahí, los nubarrones para la sofipo comenzaron a aparecer, su morosidad creció y sus niveles de capitalización comenzaron a estar por debajo de lo exigido por la autoridad.

El escándalo de Collado, abogado de varios políticos, desvió la atención de la situación de la entidad hasta que comenzaron los indicadores a presentar focos de riesgo y es que una revocación hubiera puesto las cosas complicadas para el sector de ahorro y crédito popular, así como para la CNBV.

En la actualidad, Libertad Servicios Financieros cuenta con más de 2 millones de clientes y concentra más de 30% de los activos del sector de las sofipos. Su revocación hubiera significado, además de un costo social, un posible impacto a las finanzas públicas pues el fondo de protección de estas entidades, que protege a cada ahorrador hasta por 25,000 Udis (185,000) pesos, no cuenta con los recursos para hacer frente a una obligación de este tamaño.

La situación parecía complicada. En la CNBV no tenían claro cómo actuar y el gobierno pidió generar las condiciones para que esta entidad pudiera retomar el camino de la solvencia, específicamente por el riesgo político que representaba, en especial con la aportación de capital que ya se encaminaba, en parte, desde Estados Unidos.

Los reguladores querían revisar peso por peso destinado a fortalecer el capital de la institución, pero la orden ya estaba dada desde los más altos rangos, la misión era salvarla.

Morosidad y rentabilidad

Hace algunas semanas, Libertad anunció en distintos medios de comunicación que había retomado el camino de la solvencia regulatoria, al recuperar la categoría 1 del esquema de alertas tempranas, versión que fue confirmada por la federación que la supervisa de manera auxiliar.

Sin embargo, días después, Banco de México señaló algunos riesgos detectados en esta entidad, al destacar que, si bien, la sofipo tuvo incrementos en su nivel capitalización, continúa en terreno de baja rentabilidad.

"La entidad más grande del sector ha registrado recientemente incrementos en su nivel de capitalización para llevarlo por arriba del mínimo, no obstante, continúa con baja rentabilidad", destacó Banxico en su más reciente reporte de estabilidad financiera.

A la par, la entidad registró a febrero una de las morosidades más altas del sector, de 20.2% desde un 16.4% de enero de este mismo año. De acuerdo con fuentes, esta situación se debe a los problemas que ha tenido la entidad para cobrar créditos de nómina derivados de acuerdos con distintas dependencias.

Asimismo, en febrero pasado la sofipo presentó pérdidas por cerca de 48 millones de pesos. La dirección de la entidad prevé revertir estos números en el corto plazo, con estrategias como alianzas comerciales y una apuesta en la digitalización.

"En los planes a corto y mediano plazo de Libertad está hacer grandes inversiones que profundicen el proceso de transformación digital, realizar un mejor perfilamiento de sus clientes y estar donde los necesiten", informó la sofipo hace algunos días.

Fuente: EL ECONOMISTA
Autor: Fernando Gutiérrez