En México al menos 34 instituciones de tecnología financiera cuentan con autorización para operar bajo el amparo de la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, conocida como Ley Fintech, sin embargo, ninguna de estas empresas se desprende o pertenece a la banca tradicional, lo que permite observar oportunidades para los jugadores tradicionales.
La crisis sanitaria provocada por la pandemia, además de un gran mercado que demanda de servicios financieros en el país, sentó bases sólidas en el sector, sin embargo, ahora las tecnológicas financieras se enfrentan a un escenario complejo para obtener financiamiento y crecimientos, por lo que la consultora EY, identifica áreas de oportunidad en la colaboración con la banca tradicional, e incluso una eventual entrada.
“Observamos que ningún jugador previamente establecido tiene una licencia fintech y para que logren una correcta asociación, comprensión del ecosistema y puedan competir a la velocidad de las fintech, es necesario que obtengan una licencia que les permita operar a este nivel”, comentó Rodolfo Lanzagorta, socio de servicios financieros de EY Latinoamérica Norte.
De acuerdo con la consultora, los servicios financieros tradicionales deben apoyar la adopción de soluciones que ofrece la industria fintech o adentrarse en la creación de una tecnología financiera para mantener la competitividad.
Aunque el tamaño del sector también podría ser una barrera, ya que la participación de las instituciones de tecnología financiera en el capital social de la banca múltiple es menor al de otros intermediarios no bancarios, de apenas 0.88%, según datos del Banco de México (Banxico).
Según lo reportado por la institución, la cifra es incluso menor a la participación de las Sociedades Financieras Populares (sofipos) que hoy representan 3.0% y las Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo (socaps) con 3.4 por ciento.
“Tener un Banco tiene muchísimas ventajas, es súper potente, pero cuenta con una capacidad de reacción muy lenta, en comparación con las fintech que son rápidas, pero cuentan con la misma magnitud de una institución bancaria”, explicó Lanzagorta.
Retos en las fintech
El marco legal para la operación de las fintech ofrece la posibilidad a las instituciones de operar con mayor flexibilidad, aunque la autorización es fundamental para los modelos de Instituciones de Fondo de Pago Electrónico e Institución de Fondeo Colectivo, de no contar con ella, la autoridad podrá sancionar hasta con 100,000 Unidades de Medida y Actualización, según lo previsto en la Ley fintech.
En adición, la consultora estimó que el tiempo promedio en el proceso de autorización suele rondar entre seis y 12 meses, situación que pondría en desventaja a las fintech, respecto a la posición de jugadores más robustos.
“Hemos visto procesos con mucho más de 12 meses, en un contexto así los interesados deben contar con buenos fondos que les permitan sostener la operación en comparación con alguien que está levantando capital y está en otro horizonte de tiempo.
Por otra parte, Simón Masri, director ejecutivo de C3ntro Telecom, destacó que ambas instituciones comparten retos como el de la identidad, ciberseguridad y la integración de datos en tecnologías como la nube. Precisó que la inversión en nuevos sistemas para hacerlo todo digital no es suficiente.