Parece que fue ayer, pero el próximo 23 de julio se cumplirán exactamente seis años de que el Banco Bicentenario se fue a quiebra, siendo el primero en casi 20 años, que hizo recordar al sistema financiero que un mal plan de negocios e inexperiencia en ciertos rubros llevó a perderlo todo a lo que era una exitosa unión de crédito que migró a banco.
Y coincidentemente fue el pasado 23 de junio, cuando los altos mandos del Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB) recibieron la noticia de que había que presentarse a trabajar, ya que había un banco en la mira, sí, ese del oficio fechado el 24 de junio entre Banxico y CNBV donde indicaban que había un ICAP negativo, por lo que al menos les puedo decir justo también el 24 de este mes el IPAB inició no sólo el proceso de análisis, sino el camino para tener lista una eventual liquidación, si es que autoridades y banco no se ponen de acuerdo en el cálculo de cuál es su capital real y su solvencia, tema en el que ya informó el mismo Banco Famsa a la Bolsa Mexicana de Valores su inconformidad con la evaluación.
Pero también lo que se comentó ahí, es que podría no ser uno sino dos bancos más en problemas y encaminados a salir del sistema financiero debido a incumplimientos en su capital, y la pregunta que se hacían es cómo pudieron esquivar los controles de supervisión y revisión de uno de los indicadores bases para ver su solvencia, y de acuerdo con algunos especialistas es que desafortunadamente la salida de reguladores con experiencia ha hecho que no logren revisar todos los datos financieros y comerciales, así de triste.
El problema de cuando menos tres o cuatro bancos, que como les anticipamos les han pedido inyecciones de recursos para ver su solvencia, es que la caída tan pronunciada de la economía el año pasado y que se incrementó en este con la pandemia del Covid-19 ha hecho que el futuro sea más que complicado, por lo que al menos en el IPAB no es sólo Famsa sino dos bancos más los que están siendo observados muy de cerca y esas instituciones también atienden al segmento de la llamada base de la pirámide.
Si bien a nivel sistema se ven fortalezas y buenos indicadores, al analizar bancos que operan en segmentos que se han visto gravemente afectados por el nulo crecimiento de la economía, las cosas cambian y ahí es donde los focos rojos se prenden y en donde hay preocupación de parte de otros bancos por la afectación que puedan tener y la pérdida de confianza de sus clientes; sin duda, si se confirma la salida de alguno, la banca tendrá bastante tarea que hacer.
Y por eso algo que hay que recordar es que si se dan estos procesos de salida, el seguro de depósito que administra el IPAB y que cubre hasta 400 mil Udi, que es poco más de dos millones 400 mil pesos, más de 90 por ciento de los ahorradores de todo el sistema bancario recibirían de manera integra lo que tengan en sus cuentas bancarias, eso sí sería un golpe para las finanzas del instituto y enojaría a más de un banco grande o de inversión que han pedido cambios en el pago de las cuotas que les cobran, pero ese es otro tema.
Lo cierto es que en estos días veremos qué camino deciden tomar las autoridades financieras, ya sea dar tiempo a cada una de las instituciones para que se fortalezcan y con ello evitar el que se diga que en este sexenio fue a la quiebra a uno o más bancos en sólo dos años de administración, o bien, convertir a México en el primer país que permite que un gigante tecnológico tenga una licencia bancaria. Por lo pronto, la moneda está en el aire.