Desde la educación básica se enseña sobre el ciclo de los seres vivos: “nacen-crecen-se reproducen-mueren”. La analogía financiera del dinero en materia de inversiones bien podría ser “Ahorro-Inversión-Rendimientos-Gasto”.
Cuando las personas se preguntan ¿En qué conviene invertir? La respuesta por lo general viene acompañada de una plática sobre riesgos, rendimientos, plazos, alternativas de inversión, etcétera; pero al hablar de las tasas o su equivalente en dinero suele continuarse con frases como “son pocos rendimientos” o “es mejor invertirlo en un negocio”.
Con estas conversaciones se puede identificar que, en la analogía con el ciclo de vida, muchos piensan en inversiones de forma “Gasto-Rendimiento-Inversión-Ahorro”, es decir, se piensa primero en el gasto resultado de las inversiones, antes que en la inversión y mucho antes que en el ahorro que generaría todo esto. Sin un ahorro o estrategia que permita “nacer” a dicho ahorro se vuelve irrelevante conversar sobre tasas, instrumentos, riesgos y estrategias aspirando a obtener rendimientos, porque la realidad para muchos es que tendrían más dinero dejando de gastar en exceso que si invirtieran lo que sobra, aún en las mejores condiciones financieras.
Para este propósito de generar un ahorro existe una frase: “el ahorro es un gasto reprimido”. Este espíritu “represor” se vuelve necesario en pro del ahorro ya que se vive una época donde el incentivo a gastar es constante; basta con revisar los dispositivos móviles para ver la cantidad de comunicaciones que se reciben en pocas horas con este propósito como correos, SMS, notificaciones de supermercados, tiendas en línea, proveedores de servicios de comunicación, escuelas, por mencionar algunos.
Por eso, antes de pensar en la estrategia de inversión para alcanzar las metas, vale la pena considerar lo elemental que es el ahorro, reprimiendo los gastos innecesarios, impulsivos o excesivos ya que esos recursos podrían orientarse a un ahorro que permita avanzar hacia las otras etapas del ciclo.
A diferencia del ciclo de los seres vivos, en el “ciclo de vida del dinero” afortunadamente se pueden llevar diferentes etapas simultáneamente como seguir ahorrando mientras se invierte y alcanzar las metas propuestas. Otra ventaja es que el fin del ciclo no necesita ser una conclusión, bien se podría llegar a la meta de ahorro deseada y gastar ese ahorro invertido o volver a empezar el ciclo reinvirtiendo dichos ahorros.
Tras haber regresado a este pensamiento tan básico de permitir el ahorro como el primer paso hacia una mejor salud financiera, es necesario recalcar que ahorrar es pensar en la necesidad del mañana. El ahorro ayuda a salir adelante estableciendo un cronograma de ideas y de cosas importantes que se quieren hacer en el corto, mediano y largo plazo, solo es cuestión de adquirir el hábito y saber que se trata de una gran inversión que solo busca la estabilidad y mejora en la calidad de vida.