Las empresas del sector tecnológico financiero en la región de América Latina y el Caribe han experimentado un crecimiento exponencial en años recientes, debido a que se han colocado como una alternativa clave para resolver las demandas y necesidades de los consumidores.
Sin embargo, la postura regulatoria, no siempre avanza a la misma velocidad en la región, por ello durante el evento virtual “Fintech week”, Ignacio E. Carballo, docente en la Universidad Católica de Argentina y Líder de cripto y finanzas Alternativas en Americas Market Intelligence, opinó que los marcos regulatorios de modelos novedosos o sandbox, pueden representar beneficios para la región.
“Un instrumento que prolifera mucho desde la pandemia fue el sandbox regulatorio, que básicamente es la alegoría a un arenero, podemos pensarlo como un modelo de regulación donde entran las empresas cuyos riesgos e interacción con el sistema financiero, aún no se entiende muy bien”, comentó Carballo.
El académico destacó que la región latinoamericana ha sobresalido por la buena práctica de este modelo y su aplicación, entre los que destacó a Colombia y México, donde el modelo novedoso se contempla en la ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, también conocida como Ley Fintech.
En el país, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) tiene la facultad de autorizar a plataformas para operar bajo un esquema de modelo novedosos durante un plazo temporal de dos años, con opción a una prórroga de un año más, para saber qué regulación puede aplicarle y así, el modelo sea abierto para el público en general.
La ley mexicana define a un modelo novedoso, como el que presta servicios financieros a través de herramientas o medios tecnológicos con modalidades distintas a las que existen actualmente en el mercado.
Para que la comisión reciba la propuesta de modelo novedoso; se requiere un producto o servicio probado en un medio controlado; representar un beneficio alcliente; condiciones para operar de inmediato; ser probado con un número limitado de clientes, entre otras disipaciones que considere la autoridad.
Aunque al momento la CNBV no ha otorgado ninguna autorización bajo este modelo, Carballo indicó que se trata de una buena práctica regulatoria para las autoridades tener modelos que no nieguen la regulación a esquemas de negocio diversos.
Sin embargo, advirtió que una normativa de esta naturaleza puede prestarse mucho a las tendencias de las administraciones en turno.
“Si hay una gestión, que aplica sandbox y que tiene una tendencia regulatoria de prohibir, entonces no es regular, porque elimina los riesgos y ni siquiera porque pasan al ámbito de la informalidad, también te cortan de raíz cualquier oportunidad”, agregó Carballo.
Además, el académico recordó los casos de España e Inglaterra, donde las primeras aprobaciones sandbox eran en promedio de 30 empresas por año, aunque con una regulación que limitaba la operación de estas instituciones.
“Es un arenero chiquitito, donde entran tres personas y se tiene que quedar ahí seis meses, un año, hasta después, ver que abras otra; pero bueno sin duda es un buen instrumento, que también ayuda a hacer un mapeo de riesgos”, explicó.