FBI alerta de “fraudes del CEO” relacionados con criptomonedas

Esta modalidad representó en el 2020, pérdidas por más de 1,800 millones de dólares.

El Centro de Quejas de Delitos en Internet (IC3), del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por su sigla en inglés) del gobierno de Estados Unidos ha visto un incremento del uso de criptomonedas en esquemas de fraudes de compromiso de correos electrónicos empresariales (BEC), o personales, que también son conocidos como fraudes del CEO.

De acuerdo con la oficina del FBI, este tipo de fraudes se llevan a cabo cuando un individuo compromete cuentas de correo electrónico comerciales, o personales legítimas, para realizar transferencias de fondos no autorizadas.

En este contexto, el IC3 ha detectado un mayor uso de criptomonedas en este tipo de defraudación.

“El IC3 ha recibido un mayor número de quejas de BEC relacionadas con el uso de criptomonedas. La criptomoneda es una forma de activo virtual que utiliza la criptografía (el uso de mensajes codificados para asegurar las comunicaciones) para asegurar transacciones financieras y es popular entre los actos ilícitos debido al alto grado de anonimato”, detalló dicha oficina del FBI.

Según datos IC3, en el 2020 los delitos informáticos representaron pérdidas por más de 4,100 millones de dólares, es decir, un aumento de 69% respecto al 2019. Tan sólo las pérdidas por los fraudes de compromiso de correos electrónicos fueron por 1,800 millones de dólares.

De acuerdo con el IC3, se ha detectado que en los fraudes BEC que se relacionan con criptomonedas, se utilizan las plataformas de intercambio de estos instrumentos para transferir los fondos robados ya sea para convertirlos en moneda fiduciaria, realizar operaciones o utilizarlos para otros fines.

“En ambas situaciones, la víctima no sabe que los fondos se envían para convertirlos en criptomonedas”, detalló el IC3 y añadió que desde el 2018, se ha visto un incremento importante de fraudes BEC relacionados con activos virtuales y se espera que, en el 2021, esta tendencia continúe.

Fuente: EL ECONOMISTA
Autor: Fernando Gutiérrez