En el mundo, existe una falta de escrutinio financiero de delitos ambientales, por lo que es necesario mayor acciones por parte de autoridades.
En junio del 2019, autoridades incautaron en el Puerto de Manzanillo más de 10,400 kilógramos de aletas de tiburón, que pretendían ser enviadas a Filipinas y con permisos falsos de exportación. Este es un ejemplo de la audacia de las redes criminales que atentan contra la vida silvestre, por lo que las unidades de inteligencia financiera (UIFS) deben de ser más proactivas para combatir esta clase de ilícitos, según un informe del área de capacitación del Grupo Egmont.
En un reciente reporte, se destaca que ante los métodos de ocultamiento de fondos y de pago utilizados por los traficantes que cometen delitos contra la vida silvestre, las UIFS pueden desarrollar perfiles de perpetradores y detallar los modus operandi para lavar las ganancias provenientes de este tipo de ilícitos.
“La falta de escrutinio financiero y las bajas sanciones hacen que los delitos contra la vida silvestre sean rentables y de bajo riesgo para los perpetradores. Existen numerosos beneficios para apoyar las investigaciones sobre los flujos financieros del comercio ilegal de vida silvestre”, resalta el reporte del Grupo Egmont, que representa a distintas unidades de inteligencia financiera del mundo, entre ellas la de México.
En este contexto, el reporte indica que las unidades de inteligencia financiera pueden ser más proactivas contra este tipo de ilícitos mediante el seguimiento de los flujos financieros asociados con bienes incautados y confiscados; así como identificar redes criminales y empresas fantasma involucradas en delitos contra la vida silvestre.
Asimismo, estas instancias pueden detectar mecanismos de pago y técnicas de lavado de dinero proveniente de delitos contra la vida silvestre y analizar el flujo de ganancias.
“Es posible detectar actividades ilícitas de vida silvestre mediante el análisis de informes de transacciones sospechosas y otros por medio de inteligencia financiera”, destaca el reporte.
De acuerdo con el reporte, es posible aumentar la eficacia de las investigaciones financieras si se tiene una comprensión del riesgo de este ilícito en cada una de las jurisdicciones, si realmente se considera a este delito como una amenaza de lavado de dinero, y si se mejora la cooperación y el intercambio de información entre organismos encargados de la lucha contra el mismo.
El documento señala que dentro de estos delitos se encuentran la caza furtiva, la destrucción de hábitats, el comercio de especies, entre otras. “Estas actividades tienen un impacto negativo en los ecosistemas y la prosperidad económica a nivel mundial”.
Según los estándares del Grupo de Acción Financiera Internacional, que es el organismo internacional que lidera la lucha contra el lavado de dinero y financiamiento al terrorismo, los delitos ambientales son ilícitos predicados del blanqueo de capitales, por lo que es necesario atacar esta problemática.
De acuerdo con estimaciones internacionales, los delitos contra la vida silvestre aumentan entre un 5% y 7% anual, es decir poco más de tres veces la tasa de crecimiento de la economía mundial. Asimismo, se estima que las ganancias por estos ilícitos generan entre 94,000 millones y 150,000 millones de dólares al año en todo el mundo.
En México, las especies más traficadas son guacamayas, loros, tucanes, orquídeas, cactáceas, monos, ocelotes, tarántulas y reptiles.
Fuente: EL ECONOMISTA
Autor: Fernando Gutiérrez