En el webinar “Que no te agarren. Protégete del fraude”, organizado por El Economista, Rafael Valencia, coordinador del grupo de prevención de fraudes del comité de tarjetas de la Asociación de Bancos de México, destacó que dentro del sector financiero no hay competencia en este tema, sino coordinación pues se trabaja contra un enemigo común.
Prevenir los fraudes bancarios es una responsabilidad compartida entre instituciones, usuarios y autoridades, coincidieron directivos del gremio.
En el webinar “Que no te agarren. Protégete del fraude”, organizado por El Economista, Rafael Valencia, coordinador del grupo de prevención de fraudes del comité de tarjetas de la Asociación de Bancos de México (ABM), destacó que dentro del sector financiero no hay competencia en este tema, sino coordinación pues se trabaja contra un enemigo común.
Resaltó el avance que ha habido en transacciones electrónicas, más como consecuencia de la pandemia de Covid-19, pero lo que no ha cambiado, dijo, es la recepción de los mensajes, aún y cuando hoy hay una comunicación abierta desde los bancos en sensibilizar a la población sobre cómo evitar los fraudes.
“Una sociedad informada es menos vulnerable, y los bancos como nunca hemos estado en la disposición de hablar, de manera abierta, del fraude (…) hay una gran cantidad de información, también de la autoridad, yo creo que es una responsabilidad compartida, llevar esta conversación a la familia, a decirles, no des esta información. Hay que llevar este tema y no con miedo, sino hay que tener la ventaja”, expuso.
David Herrerías, director de prevención de fraudes de HSBC México y Latinoamérica, coincidió en que se trata de una responsabilidad compartida, tanto de la banca en comunicar a los clientes las medidas para protegerse, como de los usuarios y las empresas que deben invertir para hacerlo.
Detalló que los métodos de ataque varían, pero destacó el robo de información para hacer fraude, pero aquí expuso que obedece a que las personas a veces no toman las medidas necesarias, al poner contraseñas muy sencillas y dar información personal a través de llamadas o correos electrónicos que aparentan ser del banco, pero no lo son.
En este sentido, Carlos González, director ejecutivo de banca transaccional de HSBC México y América Latina, mencionó que ante una situación así, lo mejor es colgar y hablar directamente al banco de que se es cliente si es que hay alguna inquietud; verificar la autenticidad del remitente de un correo electrónico; nunca compartir credenciales con nadie, ni usar redes públicas de datos al hacer transacciones financieras.
David Herrerías añadió que una comunicación en la que se pida información confidencial, es falsa, por lo que insistió en que, en caso de llamadas, debe colgarse y llamar directamente al banco.
En el webinar organizado por El Economista se mencionó que los adultos mayores y los jóvenes son más vulnerables a los fraudes bancarios, por lo que en el caso de los primeros estos deben acompañarse por la familia en las transacciones; mientras que en el caso de los segundos, son más susceptibles por el tema de un uso intensivo de las redes sociales en donde se comparte mucha información, por lo que debe tenerse cuidado.
Carlos González dijo que hay que estar conscientes de que esto no se va a acabar, pues evoluciona muy rápido y los delincuentes cuentan con los recursos para hacerlo, pero resaltó que, entre todos, debe controlarse de forma permanente. “Mientras estemos al tanto, estaremos en posición de no ser vulnerables”.
“Yo creo que tenemos la tecnología, aquí no hay asignatura pendiente (…) lo que nos falta es hablar del tema”, dijo Rafael Valencia.
Los participantes en el webinar coincidieron en que ya se avanza también en la recopilación de información biométrica de los clientes, lo mismo que en la geolocalización de los dispositivos móviles, con lo que se da mayor seguridad a las transacciones.
Entre las recomendaciones que dieron destacan: tomarse unos segundos ante una llamada o mensaje que pida información personal; colgar y hablar directamente al banco; si aún se reciben estados de cuenta en papel, destruirlos; mantener programas cibernéticos actualizados (en el caso de las empresas) y software de seguridad en los dispositivos móviles; tener cuidado con lo que se descarga; y estar actualizados sobre el tema.
Y en el caso de operaciones físicas, por ejemplo, en cajeros, no aceptar ayuda de nadie; y con tarjetas, cubrir la información y no perder de vista el plástico.
Fuente: EL ECONOMISTA
Autor: Edgar Juárez